Psicología para deportistas en tiempos de confinamiento
Claves para entrenar tu fortaleza mental
El confinamiento se alarga más de lo inicialmente previsto y, poco a poco, somos conscientes de que la vuelta a la normalidad será larga y progresiva. Ante este hecho, el cansancio, el estrés y la incertidumbre se van apoderando de muchos de nosotros. La evolución de la pandemia ha hecho que tus planes deportivos salten por los aires, pero, por encima de todo, ha afectado a tu vida diaria en todas sus parcelas.

Capacidad de adaptación
El ser humano está capacitado para adaptarse a los cambios y superar los obstáculos. Sin embargo, vivir entre cuatro paredes y afrontar una situación inédita sin fecha de caducidad provoca que la desazón y los sentimientos negativos vayan ganando protagonismo.
El ser humano está capacitado para adaptarse a los cambios y superar los obstáculos. Sin embargo, vivir entre cuatro paredes y afrontar una situación inédita sin fecha de caducidad provoca que la desazón y los sentimientos negativos vayan ganando protagonismo.
¡Debes evitarlo desde este mismo instante! Porque la actitud con la que te enfrentes a esta crisis marcará la diferencia. Es el momento de priorizar y saber que, en tu escala de valores, lo primero debe ser la salud y pensar en el bien común, porque, a diferencia de lo habitual, de tu comportamiento y responsabilidad depende el bienestar de los que te rodean. De este modo, y aunque te duela aceptarlo, los entrenamientos, el rendimiento y tu calendario de competiciones queda en un segundo plano hasta nueva orden.
Te guste o no, esta es la realidad, y aceptarla te ayudará convertir un panorama claramente negativo en una oportunidad. Pero, ¿cómo aceptarlo?
- Infórmate cada día evitando sobreinformarte o desinformarte.
- Valora lo que tienes.
- Pon en marcha tu capacidad de adaptación.
- Céntrate en el ahora.
- Sé consciente de que es importante hacer cosas, pero también dar cabida a sentir y a estar. Préstate la atención necesaria.

Gestionar la frustración
El deporte es tu pasión y forma parte de tu día a día. Esforzarte, canalizar el estrés, mejorar, socializar,… Es indudable que te aporta un sinfín de factores positivos. Sin embargo, ahora esto no es posible y, por desgracia, no es algo que puedas controlar ni que dependa de ti el poder cambiarlo.
El deporte es tu pasión y forma parte de tu día a día. Esforzarte, canalizar el estrés, mejorar, socializar,… Es indudable que te aporta un sinfín de factores positivos. Sin embargo, ahora esto no es posible y, por desgracia, no es algo que puedas controlar ni que dependa de ti el poder cambiarlo.
Esto desemboca en un agrio sentimiento de frustración. ¿Por qué? Porque sientes que no cumples con tus planes, que estás perdiendo forma física, que no sabes cuándo volverás a ponerte un dorsal… ¡Te entendemos!Pero dejarte llevar por esa frustración acabará otorgándote un papel de víctima que no te beneficia.
Ahora es momento de mantenerte activo, tratar de mantener el estado de forma, marcarte unas rutinas (dentro de tus posibilidades podrás hacer rodillo, elíptica, sesiones virtuales de fitness,…) y entrenar tu fortaleza mental. Y en este punto, déjanos darte un consejo. Sea cual sea el entrenamiento que te hayas marcado, sigue tu sesión dedicándole atención plena. No te dejes contaminar por la información que aparece en pantalla, un ruido en casa, un teléfono que suena, tu hijo corriendo por el pasillo,… Céntrate en ti, en el ejercicio, en tus sensaciones, en tu respiración… Y saca todo el provecho a ese momento. Si logras disfrutarlo, al terminar te sentirás satisfecho y habrás logrado generar la motivación necesaria para continuar.

Claves para sobrevivir al confinamiento
Los primeros días del estado de alarma todo era nuevo e incluso nos costó aceptar que lo que estaba sucediendo era real. Ahora, sin embargo, muchos días después, la fortaleza emocional se debilita y cada vez es más difícil mantener el optimismo y la calma.
Los primeros días del estado de alarma todo era nuevo e incluso nos costó aceptar que lo que estaba sucediendo era real. Ahora, sin embargo, muchos días después, la fortaleza emocional se debilita y cada vez es más difícil mantener el optimismo y la calma.
Para darle la vuelta a la tortilla y tomar los mandos de lo que nos ha tocado vivir, aquí te dejamos algunas claves sencillas, pero realmente efectivas:
- No pienses en cuánto tiempo durará. Es algo que no puedes controlar y te conducirá, de forma inevitable, a una ansiedad innecesaria.
- Deja en stand by los planes a largo plazo, solo te generará angustia.
- Trata de vivir y de planificar el día a día. Céntrate en el ahora marcando objetivos a corto y medio plazo. Así, tú mismo estarás provocando pequeñas alegrías con cada asunto que resuelvas.
- Controla los sentimientos negativos. Si sientes frustración, inseguridad, falta de confianza en el futuro, dificultad para concentrarte… ¡es normal! Deja pasar estos sentimientos, luchar contra ellos en este momento no es una buena idea, porque no puedes resolverlos. Cambia de tercio inmediatamente (una buena película, un libro, una receta, un baño relajante…), ya será el momento de volver sobre ellos.
- Ante el pesimismo y la tristeza de la situación actual, disfruta de las emociones agradables derivadas de las pequeñas cosas. ¿A qué nos referimos? Cocina tu plato preferido, habla por teléfono con tu familia, planifica encuentros virtuales con tus amigos, dedica tiempo a un hobby abandonado,…
- Si vives acompañado, busca tu propio espacio. Estar con uno mismo, aprovechar el silencio, centrarte en cómo estás y cómo te sientes… Son cuestiones que siempre han sido necesarias pero que, ahora, lo son más que nunca.
- Fíjate rutinas y obligaciones. ¡Esto no son unas vacaciones! Organízate. Tener una rutina te hará sentir que tienes cierto control sobre la realidad. Marca unos horarios donde tengan cabida tanto las obligaciones como el ocio.
- No te encierres en ti mismo ni te aísles. Cultiva tus relaciones sociales: habla con tu familia, haz reuniones virtuales con tus amigos,…
- Desahógate, pero no pierdas el tiempo con comentarios o actitudes destructivas e inútiles que solo provocan mal rollo.