Cómo afrontar la vuelta a los entrenamientos tras el parón veraniego
Descubre los 4 consejos de Mussara para recuperar tu rutina ciclista al acabar las vacaciones de verano
Después de unas merecidas vacaciones y con la llegada del fin del verano y el regreso a la rutina cada vez más cerca, resurgen también las ganas inmensas de retomar las salidas con la bicicleta. Pero es importante tener en cuenta algunas premisas para prevenir lesiones o molestias y volver a nuestros hábitos ciclistas de una manera adecuada, evitando que el parón estival pase factura.
Todo el mundo sabe que el ciclismo es un deporte de fondo. Si se deja de entrenar, aunque sea una temporada corta, cuando se sube de nuevo a la bicicleta, nuestro cuerpo nota esta falta de constancia. Volver a familiarizarse con el sillín, el manillar o recuperar la agilidad en el pedaleo no es un proceso que se complete de un día para otro.
Por ello, sea cual sea el estado físico de cada ciclista, en Mussara traemos 4 consejos básicos para retomar la rutina y la pasión por la bicicleta tras el verano:
1. Tener paciencia y sentido común
A pesar de que es muy tentador dejarse llevar por los impulsos ciclistas de buenas a primeras, lo mejor es tomarse el regreso con calma y tener sentido común. Coger ritmo y kilómetros en las piernas con tranquilidad, disfrutar de cada salida sin agotarse al máximo, para que siempre queden ganas de hacer más.
A pesar de que es muy tentador dejarse llevar por los impulsos ciclistas de buenas a primeras, lo mejor es tomarse el regreso con calma y tener sentido común. Coger ritmo y kilómetros en las piernas con tranquilidad, disfrutar de cada salida sin agotarse al máximo, para que siempre queden ganas de hacer más.
En cuanto empiecen a bajar las temperaturas, será entonces el momento de dar más. Y siempre, pero sobre todo al principio, escuchar al cuerpo es esencial. Es muy importante no tener prisa y ser conscientes que no se puede estar en plena forma en dos días. Si se fuerza demasiado, puede ser contraproducente a medio y largo plazo. Es crucial adquirir una base mínima antes de querer autosuperarse y retarse individualmente con la bicicleta. Todo llega, pero es un proceso.
2. Recuperar la motivación y los hábitos saludables
A pesar de que el amor por el ciclismo es incondicional, tras el parón veraniego cuesta volver a la rutina. Y para hacerlo sin dificultades, hay que empezar por alimentar nuestra motivación, activar nuestra mente en modo ciclista. Volver a pensar en ello como el desafío personal que supone, en la satisfacción y buenos momentos que produce pedalear, recuperar sensaciones… en definitiva, reencontrarse con el motivo de cada uno/a que hace que subirse a la bicicleta merezca la pena, para que la vuelta sea permanente y no sólo un propósito temporal.
A pesar de que el amor por el ciclismo es incondicional, tras el parón veraniego cuesta volver a la rutina. Y para hacerlo sin dificultades, hay que empezar por alimentar nuestra motivación, activar nuestra mente en modo ciclista. Volver a pensar en ello como el desafío personal que supone, en la satisfacción y buenos momentos que produce pedalear, recuperar sensaciones… en definitiva, reencontrarse con el motivo de cada uno/a que hace que subirse a la bicicleta merezca la pena, para que la vuelta sea permanente y no sólo un propósito temporal.
Además, para recuperar progresivamente la forma física, aparte de mentalizarse y volver a entrenar al menos semanalmente, es igual de importante comer sano y descansar. No obsesionarse sólo con entrenar y entrenar y descansar y comer como es debido. Dormir las 8 horas recomendadas, seguir una dieta acorde con lo que queremos conseguir encima de la bicicleta, ya que, si se quiere coger un estado físico óptimo, habrá que despedirse de excesos y malos hábitos. Igualmente, el inicio es el momento de adquirir los materiales adecuados para la práctica deportiva y/o llevar la bicicleta al taller para ponerla a punto, aunque sólo sea con una simple revisión.

3. Marcar objetivos realistas
Entrenar con objetivos siempre facilita establecer inercias para continuar avanzando. Pero, para poder conseguirlos, deben ser realistas, es decir, ser lo más concretos posible, medibles y que abunden más los que sean a corto que a largo plazo. Querer emular a los deportistas de élite no es ni lógico ni saludable, como tampoco es compararse con nadie, ni siquiera con otros compañeros o compañeras de grupeta. Cada persona es un mundo y cuanto más personalizado sea su plan de entrenamiento y hábitos, mejor se satisfacen las necesidades personales y se asumen mejores condiciones físicas.
Entrenar con objetivos siempre facilita establecer inercias para continuar avanzando. Pero, para poder conseguirlos, deben ser realistas, es decir, ser lo más concretos posible, medibles y que abunden más los que sean a corto que a largo plazo. Querer emular a los deportistas de élite no es ni lógico ni saludable, como tampoco es compararse con nadie, ni siquiera con otros compañeros o compañeras de grupeta. Cada persona es un mundo y cuanto más personalizado sea su plan de entrenamiento y hábitos, mejor se satisfacen las necesidades personales y se asumen mejores condiciones físicas.
Es mejor empezar por objetivos alcanzables y que no requieran de demasiado tiempo ni esfuerzo para ser logrados. Que se puedan medir una manera más tangible y objetiva, para ir viendo el sacrificio recompensado cada poco tiempo y no caer en la desmotivación. Igualmente, una muy buena opción documentarse en publicaciones especializados o pedir ayuda de los expertos (nutricionistas deportivos, coaches, entrenadores personales, etc) para alcanzar los objetivos propuestos.

4. Planificación: volver a incluir la bicicleta en el día a día
Es un secreto a voces que la clave del éxito para casi todo en la vida es la planificación. No porque se tenga que cumplir siempre a rajatabla sin excepciones, sino porque marca el camino. Al tener ya una motivación y uno o varios objetivos en mente, toca darles forma a través de elaborar un plan rutinario para poner en marcha.
Es un secreto a voces que la clave del éxito para casi todo en la vida es la planificación. No porque se tenga que cumplir siempre a rajatabla sin excepciones, sino porque marca el camino. Al tener ya una motivación y uno o varios objetivos en mente, toca darles forma a través de elaborar un plan rutinario para poner en marcha.
Lo imprescindible es hacer un hueco como mínimo semanal en la agenda diaria para salir con la bicicleta, adaptando el número y la intensidad de las salidas a cada semana, momento o situación personal. Pero es crucial marcarse una periodicidad realista, unos mínimos que cumplir siempre salvo causa mayor, siendo realistas y respetando el cuerpo y la mente en la planificación.
Establecer los días de entrenamiento y el número de sesiones en función de la disponibilidad es básico para calcular de cuánto tiempo se dispone para fijarlos acorde a nuestros objetivos y realidades. Lógicamente, cuantas más horas dediquemos a volver a la rutina ciclista, menos tardaremos en recuperar la forma. Pero lo importante es no obsesionarse con la rapidez del proceso, sino que ser en todo momento constantes y no crear falsas expectativas para evitar la frustración o el abandono.
Cuando se vuelve de un tiempo de inactividad o de actividad menor como son las vacaciones de verano, los músculos necesitan recobrar el hábito deportivo, por lo que, lo mejor es dejar la práctica deportiva a última hora de la tarde, ya que estarán más calientes y el riesgo de lesión será menor, añadiendo que hará menos calor. Pero, si se decide montar en la bicicleta recién levantados, no escatimar en calentamiento, aunque las temperaturas aún sean agradables.
Emoción, alegría y satisfacción están aseguradas en el recuentro con la bicicleta tras el parón veraniego. Sólo falta disfrutar cada uno/a con su propio ritmo de retomar tu rutina ciclista tras las vacaciones estivales.