Amar el ciclismo sin condiciones

“Amar el ciclismo sin condiciones”. Cinco palabras que recogen la esencia de una historia que, como todas las cosas buenas de la vida, ha recorrido un largo camino hasta llegar aquí.
“Amar el ciclismo sin condiciones”. Cinco palabras que recogen la esencia de una historia que, como todas las cosas buenas de la vida, ha recorrido un largo camino hasta llegar aquí.
Todo empezó aquel día en el que una reflexión se convirtió en el germen de un video que hoy es el perfecto resumen de lo que nos define. 
“La única diferencia entre un ciclista profesional y un amateur es un contrato”
Una afirmación tan sencilla como poderosa. Porque si vamos un paso más allá podemos incluso afirmar que la única diferencia entre un profesional y un amateur es el tipo de contrato, ese que ata a deportista a una marca o a un equipo.
 
Una obligación que se traduce en entrenamiento diario. A veces más de uno. Muchas horas de bicicleta sin importar si llueve o truena o si el viento se convierte en un enemigo casi imbatible. El ciclista profesional no entiende de excusas. Se le exige un rendimiento sin peros, una estricta planificación de objetivos, asumir la estrategia de un equipo y ganar competiciones.
 
Se enfrenta a un contrato lleno de condiciones que, si se incumple, pone en peligro no solo su pasión, si no su medio de vida. Porque para un profesional el ciclismo es su trabajo. 
Mussara
Pero los amateurs tenemos un contrato muy diferente. No existe un acuerdo con una marca ni con un equipo. Tenemos un compromiso con algo mucho más importante: nosotros mismos. Un contrato que es único porque no tiene condiciones… o sí… las que cada uno quiere marcar. 
 
Es un contrato con la pasión. Con aquello que mueve el mundo. Con un deporte que enamora. 
 
Eso puede significar madrugar o rodar por la tarde. Ir solos o acompañados. Hacer muchos kilómetros, dar media vuelta porque hoy fallan las fuerzas o quedarnos en casa. Analizar los vatios o tomar unas cervezas. ¿Qué importa en realidad?
 
Nada de eso importa…
Mussara
El proceso
Así empezó a gestarse este vídeo que hoy tienes ante ti. Detrás de un puñado de segundos se esconde un proceso creativo minucioso que ha durado semanas. Ideas, propuestas, discusiones, guiones,... Reuniones de producción, horas de rodaje, trabajo de edición,… Revisiones, correcciones,… Dudas, miedos, matices…
 
Incontables horas de trabajo hasta llegar a esa versión que ha dejado de ser "nuestro secreto" para pertenecer a todos los que comparten nuestra pasión.
 
Y esto solo ha sido posible gracias a la enorme labor de los profesionales que han hecho esta pieza audiovisual junto al trabajo en equipo de todos los que formamos Mussara. Lo mejor de cada uno de ellos, de nosotros, está reflejado en esta declaración de intenciones audiovisual.
El vídeo
Ahora, por un momento, para. Parpadea. Respira hondo. Piensa en aquello que amas. Asume que no importa el cómo, el dónde, el cuándo, ni el porqué… Y vuelve a verlo.

Vuelve al principio de este relato, dale al play y disfruta. Seguro que entenderás mejor esta carta de presentación, en formato vídeo, donde tú y ese loco amor que compartimos por la bicicleta seréis protagonistas.